Esta es una historia fascinante sobre los sincimitos ...

A mi padre siempre le gusto la cacería y la búsqueda de tesoros, entonces constantemente salía con amigos por la cacería a lugares lejanos o en ocasiones iba a cascos de haciendas en la búsqueda de algún tesoro, en sus andanzas conoció a un amigo en Mérida que era de Xpujil Campeche y le platico a mi Papá, que por donde él vivía había mucha cacería por esa zona, había mucha selva y que además había sitios arqueológicos que nadie había visitado. Mi papá se interesó mucho (claro era su entorno perfecto), la selva , la cacería y la aventura de buscar tesoros , en la primera oportunidad en un puente vacacional nos fuimos mi hermano mayor mi Papá y Yo a Xpujil Campeche .

En ese momento yo tenía 13 años, aún seguía en la secundaria, y mi hermano tenía 15 años. Esto fue en 1981, al llegar a Xpujil nos recibió Mateo el amigo de mi papá, ese día dormimos en casa de Mateo, estábamos cansados porque estuvo muy largo el viaje desde Mérida hasta Xpujil y ya era tarde , esa noche mientras tomaban café mi papá y Mateo platicaban de qué saldríamos muy temprano para llegar a Xkan Campeche casi en la frontera con Guatemala , de ahí seguiríamos todavía más adentro de la selva cerca de Guatemala donde además de que había muchos Tapires , Faisanes Cojolitos , ciervos grandes , también habían algunos sitios arqueológicos que nadie conocía.

Al día siguiente puntualmente a las cinco de la mañana salimos de Xpujil y a las ocho ya estábamos en Xkan , paramos en una tienda a comprar agua y refrescos , en lo que mi hermano y mi papá estaban checando en la camioneta que todo esté en orden yo me quedé en el interior de la tienda con don Mateo y el tendero , en eso el tendero le preguntó a don Mateo  -“¿A dónde van ? a lo que Mateo contestó vamos a ir a la brecha rumbo a Guatemala .

 Yo estaba esperando sentado en unos sacos de maíz que estaban a un lado en la tienda, mientras tomaba un soldado de chocolate, pero alcancé a oír al tendedero qué le dijo a Mateo que le aconsejaba que no debía ir a ese sitio.  El tendero les dijo “Un grupo de cazadores que vino de México en un safari,  no han vuelto a pasar por aquí, unos dicen que se fueron por otro rumbo pero yo no lo creo. Las brechas son muy pequeñas para que se vayan por otro lado. Y también tres cazadores de Escárcega que andaban en dos motocicletas tampoco regresaron por aqui, al menos por ese rumbo, y hasta donde sé no hay ningún camino que salga por otro lado somos el último poblado”.

Mateo sabía que había escuchado toda la conversación, pero aparente no haber escuchado nada. Luego de eso nos subimos a la camioneta y tampoco le quise decir nada mi papá, porque como también quería ir a la aventura y entrar a la selva, tenía miedo de qué si le decía a mi papá cancelaria el viaje, comenzamos por adentrarnos  por una brecha pequeña en la espesura de la selva , la camioneta de mi papá era una jeep Waggoner doble tracción con llantas muy grandes todo terreno y además llevaba dos llantas de refacción. En total traíamos 3 escopetas calibre 12 y una pistola revolver 38 especial con muchos cartuchos. Después de estar dando tumbos por un camino estrecho, aproximadamente a las dos de la tarde llegamos un claro y un espacio limpio , en el que aparecer acampaban los cazadores en medio de la espesura de la selva, no sé cuántos kilómetros habíamos avanzado pero ya habíamos tardado unas seis o siete horas circulando adentro de la selva , de hecho a pesar de ser las dos o tres de la tarde se veía oscuro, en eso mi hermano que se encontraba en la parte de arriba de la camioneta en la parrilla dijo , oye papá parece que hay un carro metido ahí adentro del monte, señalando hacia el fondo del claro, todos volteamos a ver hacia donde estaba el vehículo y si al fondo se veía un vehículo de los llamados Safaris Volkswagen metido dentro del monte tapado con muchas ramas. En ese momento recordé de inmediato lo de los cazadores que había mencionado el tendero, Mateo me volteo a ver y me quede callado, pero si note la cara de preocupación de Mateo. Mi papa pensó en ese momento que aquellos cazadores habían entrado antes que nosotros así que no se le hizo raro. Un momento después, mi papá le preguntó a Mateo a qué distancia estaban las primeras ruinas. Mateo respondió que aproximadamente a 3 Kms,

Avanzamos hasta las ruinas (sitio arqueológico) con mucho trabajo porqué a pesar de que la camioneta era todo terreno, el camino ya se encontraba muy cerrado con la vegetación. Recuerdo que en ese momento me llamo la atención que no había mucho silencio y sentía como si algo nos estuviera asechando. Solo pensaba una y otra vez sobre lo que dijo el tendero.

Por fin habíamos llegado al sitio arqueológico nos bajamos todos y dijo mi papá está mejor aquí para acampar, Mateo dijo que casi nadie acampaba ahí que porque pasaban cosas extrañas, que les tiraban piedras y había ruidos, a lo que contestó mi papá son tonterías, lo que ocurre es que en las ruinas siempre hay aluxes o dueños del monte con no hacerles caso es suficiente. Mi papá le dio la vuelta a la camioneta y le puso de salida rumbo a la brecha por dónde venimos, empezamos a bajar las cosas y armamos dos tiendas de campaña ya eran casi las cinco de la tarde y el sol empezaba ponerse. Nosotros armamos una casa de campaña grande entre la ruinas y la parte de atrás de la camioneta y Mateo a un costado en una tienda pequeña, mi papá estaba muy contento y mientras preparaba café en su estufa portátil de gas decía va a estar muy bueno el día mañana. Yo aproveché en lo que ellos conversaban para platicarle a mi hermano lo que había escuchado con el tendero, mi hermano me regañó porque no le había dicho nada a mi papá, como a las ocho de la noche nos acostamos a dormir, apenas habían pasado unos 20 minutos cuando escuchamos los gritos de Mateo. “¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme!”. Mi papá salió con una escopeta diciéndonos que nos quedemos adentro de la tienda, en eso escuchamos varios disparos.  En ese momento mi hermano tomó la pistola y yo la escopeta, a fuera no se dejaban de escuchar gritos, gruñidos y disparos.

Mi papá se empezó alejarse parecía que alguien se estaba llevando a Mateo, los gritos se fueron alejando mi papá no dejaba de disparar de hecho recargo en dos ocasiones la escopeta, mi hermano tomo una de las lámparas grandes y yo tomé otra. Alumbramos en medio de la oscuridad  y de repente empezamos a ver miles de ojos brillando de los costados de las ruinas y dentro del monte.

Mi hermano alumbró hacia donde estaba mi papá y vio como unos seres parecidos a los hombres pero llenos de pelos estaban jalando los pies a Mateo mientras le pegaban con unos palos. De repente vi como alguien se estaba acercando a mi papa. Mi hermano y yo no lo pensamos dos veces, empezamos a disparar y  parece que le dimos porque cayó a la orilla del monte.

Cuando menos lo pensamos empezó a caer una lluvia de piedras, mi papa solo podía hacer una cosa retroceder sin dejar de disparar. Estábamos totalmente rodeados, solo alumbraba y disparabamos. La lluvia de piedra y palos nos alcanzó,   a mí me dio en el pecho y a mi hermano en la frente.

Mi papa grito fuertemente que nos metiéramos a la camioneta. Entramos tan rápido como pudimos, y él nos dijo “¡Vamos al pueblo!”,  Con escopetas en mano nos marchamos por el mismo camino que llegamos.

Durante un rato seguimos escuchando los palos y piedras golpeando la camioneta. Luego de pasar el claro se dejaron de escuchar, nosotros continuamos. Mientras que en el camino de regreso al pueblo mi hermano le dijo a mi papá lo que había yo escuchado del tendero. Mi papá solo movió la cabeza diciendo “Me hubieses dicho” , como a las cuatro de la mañana habíamos regresado el poblado de Xkan, fuimos directo a la tienda y despertamos al tendero que después nos enteramos que él era el Comisario, mi papá le contó todo y que tenían que ir a rescatar a Mateo. En eso el tendero preguntó “¿Mataron a una de esas cosas?”, mi papá dijo- “A muchos”.

El tendero solo nos dijo que muchas personas estaban muertas de miedo y que otros ya se había ido del poblado porque en la zona había muchos Sincimitos, que era una especie de hombre que vive en el monte y que esta lleno de pelos por todo su cuerpo, y que nadie podría ayudarlos.

En eso, llegaron muchas personas del pueblo, y llamaron al tendero. Ellos comenzaron a hablar un poco separado de nosotros, como si no quisieran que los oigamos. No se escuchaba mucho pero parecía que hablaban en Maya. Mi papa rompió el silencio de nosotros y nos dijo que nos subiéramos a la camioneta.

 La gente al ver que nos subimos se empezó acerca, de pronto un grupo de al menos diez con machetes aparecieron. Mi papa les dijo que se alejaran, y como no se detuvieron él empezó a disparar con la escopeta, empezaron a caer varios y otros seguían avanzando, al terminarse los cartuchos de la escopeta él tomó la pistola e igualmente les disparó a los que se acercaron, casi mató a todos, se subió rápidamente a la camioneta y salimos muy rápido del poblado, al estar huyendo mi papá nos dijo, que como él sabía hablar Maya entendió que decían que si habíamos matado alguno de ellos (los seres de la selva) nos tenían que llevar al monte y entregarnos a los dueños del monte para apaciguarlos, de lo contrario tomarían venganza con la gente del poblado, seguimos avanzando en Xpujil y luego nos fuimos hasta Mérida, en el camino mi papá nos dijo que había matado a muchas personas y no consideraba prudente que le digamos nada nadie, o lo meterían a la cárcel esto es algo que nunca le había contado a nadie pero mi padre ya no está con nosotros así que no hay problema.. 

Esta historia puedo haber acabado sin embargo el autor original, mencionó que muy posiblemente regresaría al pueblo para saber que paso .... por lo que esta historia tal vez no llegue a su final aún.


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